El nuevo conocimiento producido por la investigación cambia nuestra forma de vivir y nuestra cultura. Un ejemplo claro de ello es el descubrimiento de la asociación entre el tabaquismo y el cáncer de pulmón identificada en 1965 por el profesor Austin Bradford Hill. Con el paso de los años, nuestra sociedad incorporó este conocimiento técnico a su sentido común, cambiando nuestra forma de pensar y nuestro comportamiento.
Hoy en día, la publicidad de cigarrillos está regulada y ya no se permite fumar en lugares públicos. Son muchos los beneficios que este cambio de comportamiento ha aportado a nuestra sociedad: una reducción en la incidencia de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares (ictus) y niños enfermos debido a la exposición al tabaquismo pasivo.
¿Por qué Brasil (AMÉRICA LATINA), un país (UNA REGIÓN) con tantos problemas básicos de salud, con problemas de falta de saneamiento y educación, debería invertir en la investigación del cáncer? ¿No es esto para los países que ya han superado estas dificultades?
Porque será la principal causa de muerte en los próximos años. Tiene un gran impacto social y económico. Es incuestionable que los países de América Latina necesitan resolver importantes problemas sociales y de salud pública, como el acceso a la salud básica, el saneamiento y la educación. Sin embargo, las inversiones no pueden centrarse únicamente en estas áreas, ya que de esta manera estaríamos quitando a nuestros pacientes con cáncer la posibilidad de tener acceso a los últimos avances científicos que benefician a los pacientes de todo el mundo. La probabilidad de morir después de un diagnóstico de cáncer es dos veces más probable en América Latina que en los Estados Unidos o Europa. Esta realidad solo puede cambiarse facilitando el acceso a los nuevos tratamientos que ahora están disponibles gracias a la investigación. De este modo, los recursos asignados al desarrollo de la investigación se convierten en beneficios directos para la población, lo que abre oportunidades de acceso a tratamientos de última generación que no están financiados por los sistemas de salud pública (y que, a menudo, debido a que se refieren a nuevos medicamentos, no están disponibles ni siquiera en los sistemas privados). La investigación y la producción de conocimiento local son las principales armas para cambiar la condición de nuestro continente, donde la mayoría de los pacientes reciben tratamientos más bajos que los que reciben en otros lugares.
Porque es la única manera de descubrir nuevos fármacos para combatir los diversos tipos de cáncer que diezman vidas y agobian a la sociedad social y económicamente en general. Inicialmente, existe la investigación de laboratorio, en la que el científico trabaja en un laboratorio desarrollando y probando fármacos, remedios para curar enfermedades. Este proceso inicial suele tardar más de 10 años antes de probarse en humanos. Y hay investigaciones clínicas que prueban el medicamento en seres humanos. A través de la investigación, los médicos encuentran nuevas y mejores maneras de ayudar a la población a prevenir, diagnosticar, controlar y tratar enfermedades. Un ejemplo de ello es la gran evolución del tratamiento del cáncer que se ha producido en los últimos 50 años y que nos beneficia a todos. La enfermedad, que se consideraba una sentencia de muerte y sufrimiento, ahora presenta nuevas perspectivas: estamos curando a más y más pacientes y, sobre todo, mejorando su calidad de vida.
Sin embargo, todavía tenemos mucho por hacer, generar más conocimiento y desarrollar fármacos más eficaces para hacer frente al enorme desafío del cáncer, especialmente aquellos tipos regionalizados en los países en desarrollo, que no están cubiertos por la investigación mundial).
En este proceso, se observan los patrones y características de las enfermedades y se prueban nuevos procedimientos de diagnóstico y tratamientos. Es donde el médico observa no solo la enfermedad, la célula, el tumor, sino especialmente al PACIENTE, el SER HUMANO.